"Si de noche lloras por el sol, tus lágrimas impedirán que veas las estrellas"
Tagore
Marzo 2012
El viento rozaba las ramas del viejo roble y emitía un susurro, como el de un anciano que no puede respirar. Llevaba más de un milenio anclado a ese trozo de tierra, exiliado del bosque, exhibiendo sus brazos musculosos y regalando su sombra. Aquel gigante de madera desprendía algo seductor y misterioso, lo sentimos al abrazarlo, era una energía invisible, protectora y mágica. Bajo sus ramas se cuenta que lloró la despechada Basandere, que habitaba en estos bosques encantados. (Germatore)
Roble milenario de Orkin.
Hoy el viejo refrán de: " lo bueno, si breve, dos veces bueno", se hace realidad en este corto trayecto hasta un dinosaurio de la naturaleza. El roble milenario de Orkin es un monumento natural digno de ser visitado y su fácil acceso nos permite realizar esta pequeña, pero hermosa excursión, en compañía de los más pequeños.
Monumento Natural nº 43
Carretera de Belate, pasamos por el desvío de Lanz y un poco más adelante veremos una desviación a la izquierda con dirección a Arraitz-Lizaso que nos conduce hacia el barrio de Orkin. Junto a una pronunciada curva tomamos otra desviación, al lado un cartel indicativo que acredita al roble como monumento natural 43.
Desvío hacia Orkin.
Cartel indicativo del monumento.
Al llegar a Orkin veremos una pista que se dirige hacia unas praderas, dejamos el coche y comenzamos a caminar.
Caminamos por esta pista
veremos dos desvíos, uno a la derecha y otro a la izquierda, los ignoramos y seguimos de frente.
Seguimos de frente.
Ignoramos el desvío de la izquierda.
Caminamos entre estas verdes praderas, rodeados de bosques donde podremos apreciar grandes ejemplares de árboles cerca del camino.
Prados entre los árboles.
Árbol seco junto al camino.
Continuamos de frente ignorando un nuevo desvío y llegaremos a una valla que debemos atravesar.
Seguimos de frente.
Cruzamos esta valla.
Llegamos a una ladera donde veremos el gran roble con una valla que lo rodea. Hay otros grandes ejemplares en el bosque que rodea estos prados y los podremos contemplar.
Ya vemos nuestro objetivo.
Nos acercamos y disfrutamos de este majestuoso y solitario árbol.