San Adrian (1113 m.)

DIFICULTAD: Algo de desnivel

IDA Y VUELTA: 2 horas 30´

DESNIVEL: 515 m.

DISTANCIA: 6, 5 km.

TRACK GPS

"Tras de la linea azul, el mundo se ha caido, el sufrimiento anónimo rebota en la nada."

F.H. K

Marzo 2012

Los acantilados de la sierra caían desmayados hasta el pie de las aldeas que se acuclillaban en las laderas herbosas que se deslizaban hasta las orillas del rio Araquil. Arriba quedaban los bosques solitarios de Urbasa, tras los puntiagudos y afilados riscos que apuntaban al cielo y rompían la luz, que caía vencida en el valle. Gritaban su antigüedad y eran testigos del paso del tiempo, monumentos de piedra abandonados donde se quedaban las nubes atrapadas y se notaba una extraña e invisible presencia, no era la soledad, no era el silencio, era la primavera que comenzaba a repartir sus flores. (Germatore)

Farallones en Urbasa desde San Adrian.

Hoy subiremos hasta la ermita de san Adrian de Lizarraga, zona de unión de las sierras de Urbasa y Andía, donde sin duda los protagonistas son los riscos y acantilados que se descuelgan hasta la Burunda y Ergoiena y la babilónica mole de San Donato que se sitúa frente a nosotros durante todo el recorrido

San Donato desde Lizarraga.

Nos desplazamos hasta Lizarraga (Ergoiena) cruzamos el pueblo y al comenzar a subir el puerto, tras la primera curva a la izquierda veremos una pequeña zona para aparcar a la izquierda de la carretera. Dejamos el coche y retrocedemos por la carretera unos metros hasta la curva donde veremos una pista. La tomamos.

Salimos por la pista junto a la carretera.

Avanzamos por la pista un pequeño tramo, vemos sobre nosotros los riscos a los que vamos a ascender, en uno de ellos, situado a la derecha, destaca la ermita de San Adrian.

Continuamos el ascenso por la senda.

Enseguida llegaremos a un desvío, nosotros continuamos por la izquierda, también podemos seguir por la pista en una subida más suave que conduce directamente a la ermita.

Tomamos el camino de la izquierda.

En un nuevo desvío volvemos a tomar el de la izquierda, siempre atentos a los hitos de piedras.

Nos internamos en el bosque por la izquierda.

Continuamos inmersos en el bosque y nos encontramos con otra bifurcación, esta vez tomamos el camino de la derecha. Un poco más adelante tomamos el de la izquierda.

Seguimos por la derecha.

Ahora por la izquierda.

Seguimos atentos a los hitos de piedras que nos conducen entre la red de caminos que serpentean por el bosque. Muchos de estos caminos se encuentran más tarde, pero otros no, por eso es mejor seguir la senda marcada con piedras o realizar la ascensión por la pista. Al llegar al Haya grande a la derecha y mas tarde dejamos el camino principal y nos desviamos a la izquierda.

Al llegar a este haya a la derecha.

Tomamos esta pista que asciende a la izquierda.

Llegamos al pie de los roquedos y subimos a la cresta por un camino que nace junto a una gran roca redonda.

El camino junto a las paredes.

Seguimos el camino a la izquierda de la roca redonda.

Contemplamos en nuestro ascenso las paredes y los monolitos, también alguna cueva y agujeros que traspasan estas moles rocosas.

Contemplamos las increibles formas de estos farallones.

Sobre nosotros las moles de piedra.

Tomamos la dirección de la derecha en busca de la ermita y trepamos por una ladera donde los tempranos narcisos han comenzado a florecer.

Primeras flores de la primavera: los narcisos.

Cruzamos una valla y nos damos la vuelta para contemplar los dientes de piedra de esta sierra.

Farallones de Urbasa.

Llegamos hasta la ermita-refugio que está abierta y se puede almorzar dentro e incluso hacer un fuego.

Ermita de San Adrian.

Tras la ermita encontramos el buzón y vemos al fondo el Baiza.

Al fondo el Baiza.

Buzón en la cima.

Para descender, nos dirigimos hacia el Baiza por la pradera, siguiendo un camino que más tarde se interna en el bosque y se transforma en pista.

Seguimos el camino que se dirige al Baiza.

Salimos de nuevo al raso y veremos una valla que nos conducirá por la pista hasta el coche.

Vemos a la derecha la valla y de ahí sin pérdida hasta el coche.

POR : GERMATORE

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